La edad es el avance de la vida en el tiempo, es el estado de adaptabilidad, de
carácter limitado y perdida progresiva a las exigencias físicas y síquicas de la vida
según la longevidad de la especie. El concepto “edad” puede ser aplicado por el ser
humano a sí mismo y a todas las especies animales en el “tiempo real hereditario
de la vida” en el cual los animales nacen, crecen, se reproducen y mueren como
manifestación fenotípica-funcional del reloj biológico innato presente en la
información del ADN de la especie. El envejecimiento es un proceso lento,
paulatino y acumulativo de desgaste funcional y pérdida de la capacidad reactiva
del organismo en el decursar de la vida. La expectativa máxima de vida de las
especies animales (esperanza de vida o longevidad máxima) es difícil de alcanzar
por cuanto los animales mueren antes por múltiples causas endógenas y exógenas
como son factores congénitos, accidentes, enfermedades, fallos alimentarios,
sacrificio productivo, etc. El marcaje genético para la expectativa máxima de vida
queda demostrado en el humano con la existencia de las conocidas familias
longevas en donde los hijos llegan alcanzar edades avanzadas logradas por los
padres al tiempo que la influencia de los factores climáticos-alimentarios
desempeñan un importante papel al comprobarse la existencia de áreas longevas
en el planeta.
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