Así pues este tipo de secreción pulsátil estaría en
relación con la ausencia de inducción de procesos de desensibilización en los
receptores para GH. La secreción pulsátil de GH se produce a intervalos frecuentes
durante el día y la noche; así, por ejemplo, en las ratas se ha demostrado que la
secreción de GH sigue un ritmo circadiano, con pulsaciones de secreción que se
producen a intervalos de 3,3 h durante periodos de 24h. En los rumiantes las
concentraciones de GH en el plasma no parece que coincidan con las fluctuaciones
diurnas, ni con los periodos de ingestión de alimentos por lo que en estas especies
no parece existir un ritmo circadiano secretor. Lo que es un hecho indiscutible es
que individualmente, cada animal posee un patrón de secreción característico
determinado genéticamente; por esto, la GH aparece en sangre periférica en
diversas oleadas con periodicidades que varían de unos animales a otros. En el
humano los tres o cuatro pulsos circadianos (por 24 horas), así como la liberación
de la hormona del crecimiento acoplan con el sueño profundo o paradójico en el
niño al tiempo que estos valores disminuyen en el adulto y se reducen aun más en
la llamada tercera edad.
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